La Educación Emocional es un proceso educativo, continuo y permanente que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social (Bisquerra, 2000).
El objetivo principal de la Educación Emocional es el desarrollo de competencias emocionales, sus objetivos complementarios son:
- Adquirir un mayor conocimiento de las propias emociones.
- Saber identificar las emociones de los demás.
- Aprender a conectar con las propias emociones y aprender a sentirlas.
- Aceptar y acoger los propios sentimientos.
- Denominar a las emociones correctamente.
- Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones.
- Trabajar el nivel de tolerancia a la frustración.
- Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas.
- Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.
- Desarrollar la habilidad de automotivarse.
- Adoptar una actitud positiva ante la vida.
- Aprender a fluir.
- Aprender a sentir con los demás.
Entendemos las competencias emocionales como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales (Bisquerra, 2008).
En esta serie, compuesta por 4 tomos, se desarrollan las bases de la educación emocional aplicada a la escuela y se presenta una batería de actividades para lograr competencias emocionales en los alumnos. Cada volumen tiene la introducción necesaria a los conceptos fundamentales de la educación emocional, las bases metodológicas para desarrollar el trabajo y las tareas adecuadas a la edad para la que está dirigido.
En todos los tomos se tejen actividades en torno a 5 ejes fundamentales:
- Conciencia emocional.
- Regulación emocional.
- Autonomía emocional.
- Competencias sociales.
- Competencias para la vida y el bienestar.
Las actividades que contiene este libro son fruto de 18 años de docencia, son también fruto de la ilusión y la confianza en la Educación Emocional, sus actividades han ido más allá de los salones y han permitido que profesorado y familias hayan dedicado parte de su tiempo a mejorar su autoestima y sus competencias para la vida y el bienestar ya que las emociones forman parte del día a día.
La Educación Emocional no se limita a la educación formal, sino que se extiende a los medios socio-comunitarios y a las organizaciones, y todos ellos influyen de manera decisiva en el aprendizaje y desarrollo de dichas competencias